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POTITO     

Cantaor de Sevilla

ANTONIO VARGAS CORTÉS, cantaor gitano, más conocido para nuestra historia del cante flamenco con el nombre artístico de POTITO, nació en Sevilla en el año de 1976, hijo del cantaor, bailaor y guitarrista Changuito. Con sólo seis años cantaba y tocaba la guitarra en los barcos que paseaban por el Guadalquivir. Con un carrera muy precoz, su voz alta, joven, pero de sabor añejo, fue reclamada incluso en grabaciones de Paco de Lucía como 'Zyryab'. Con apenas 20 años ya contaba en su haber con dos discos producidos por Pepe de Lucía (su descubridor para la industria del flamenco), con colaboraciones de lujo como las de Tomatito, Vicente Amigo, Moraíto Chico y Cañizares, entre otros. En solitario, ha participado en multitud de festivales, entre ellos, el recital de Nuevos Flamencos del New Music Seminar de Nueva York en 1992. También ha colaborado como artista invitado en las compañías de Sara Baras y Joaquín Cortés, entre otros. Con el disco 'Barrio Alto', que salió al mercado en 2006, Potito retoma su carrera en solitario, que compagina con su papel como cantaor del quinteto de Tomatito. Pepe de Lucía lo encontró en la Feria de Sevilla. Tenía 9 años y estaba cantando por bulerías: Antonio Vargas "El Potito" fue, en una época, el cantaor gitano más prometedor de su generación. Su disco Andando por los caminos apareció en el momento ideal y reventó todos los records de ventas. El Potito tenía una voz aguda y poderosa, capaz de realizar cualquier giro melódico inluso en la "i", como él recuerda: "es la letra más difícil a la hora de modular". Cuando apareció en el panorama flamenco, todo el mundo se quedó impresionado. El Potito era un niño que cantaba como un viejo pero con la voz limpia y afinada típica de su edad, incluso llegó a rivalizar una vez con el propio Camarón cuando compartieron escenario. Pero eso sólo ocurrió una vez. Todo se truncó cuando le cambió la voz. Su legión de seguidores se quedó estupefacta. De un disco a otro, su registro había bajado casi una octava; era otro cantaor. Todo lo construido se derrumbó como un castillo de arena y El Potito, poco a poco, fue cayendo en el olvido. En mi opinión es el cantaor de su generación que más me llega, que más me emociona, incluso con la voz grave, aunque...ya no es tan grave. Al final, después de muchas idas y venidas, Antonio decidió dedicarse exclusivamente a cantar para el culto en iglesias evangélicas, sólo para el Señor, dejando así, lo que ellos llaman, "cantar para el mundo". No puedo negar que echo de menos profundamente aquellas letras por bulerías del que sin duda es uno de los mejores cantaores de la historia. Esperemos que ponga de nuevo todo en su sitio y que este hombre, gitano y flamenco hasta la médula, pueda volver a regalarnos su arte como lo hacía. Brindo por El Potito.

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